El juego del amor y del azar (2012)
Las obras proponen presentar el naipe (cuya esencia es manipulable) en un contexto lúdico aunque no en sus propias reglas de juego.
Por medio del proceso de apropiación se crea con el objeto-naipe un nuevo orden situacional.
Los naipes de juegos de mesa y oraculares son ubicados en distintos escenarios: paisaje, arquitectura o rodeados de objetos diversos, vinculando el significado adivinatorio o de juego de azar con una realidad reconocible.
Ambos grupos de cartas transfiguran su identidad adoptando nuevas funciones: moda femenina, libro museológico, juego de lenguaje, impresiones fotográficas o móviles temáticos.
El objeto nunca es intervenido sino valorizado por medio del entorno que refuerza su significado autónomo.
Las metáforas se corporizan a través de varios lenguajes visuales: fotografías, objetos e instalaciones.